El último viernes de agosto, a las cinco y media de la tarde, tres bombas señalan el inicio de la Gran Batalla de Flores.

Miles de personas abarrotan las gradas, aceras o cualquier otro lugar que les permita disfrutar de un espectáculo único por su vistosidad, elegancia y distinción. Las carrozas, los carros engalanados, las peñas y los grupos musicales y folclóricos comienzan a desfilar por el circuito de la Alameda Miramar. En total se darán tres vueltas al circuito. Al finalizar la segunda vuelta el jurado emite su veredicto a la presidencia, siendo la misma la encargada de otorgar los premios a los carrocistas, quienes mostraran su trofeo al público durante la tercera y última vuelta o vuelta “de honor”.

El desfile de la Batalla de Flores es el acontecimiento más esperado por los laredanos. Los grupos carrocistas, que hasta ese momento han protegido con celo el contenido de sus proyectos, muestran sus obras de arte en todo su esplendor. Es la hora del paseo triunfal, donde se recogerán en forma  de sonoros aplausos el merecido reconocimiento a una  silenciosa y oscura labor que les ha llevado todo el año.

Es el momento de sentirse todos ganadores. Números uno. Responsables en su conjunto del éxito de una fiesta que nos lleva cada edición a un viaje de ida y vuelta entre el ayer de nuestros abuelos y el mañana que hoy estamos labrando. Un acontecimiento que transciende con mucho a la resonancia mediática que pueda tener.

El desfile es retransmitido por una megafonía

RetransmitidoEstará instalada especialmente para la ocasión, con el fin de que los espectadores puedan estar informados en todo momento de los aconteceres de la fiesta. Otro punto destacable es la batalla de confeti entre el público que presencia el desfile y las personas que van en las carrozas, en su mayoría mujeres  jóvenes de la localidad. Entre ellas se disputan el premio a los vestidos, que  es otorgado a la carroza  que con su vestimenta, mejor ambienta la temática de la carroza.

LOS ESPECTADORES PODRÁN ESTAR INFORMADOS EN TODO MOMENTO

Una vez finalizado el desfile, las carrozas son llevadas a una calle acotada del circuito. Allí quedarán expuestas  durante el fin de semana para que todas aquellas personas que no pudieron presenciar el desfile, puedan contemplar todas las carrozas dentro de un mismo recinto.