Este año anunció su despedida. Así las cosas, ¡la ocasión la pintan calva!
Habíamos quedado, a eso de las cinco de la tarde a las puertas de su comercio, un jueves, de esos que ni fu, ni fa, epílogo de una ciclogénesis explosiva. Hombre amable y cordial (conmigo siempre), muy de su familia, tuvo a bien someterse a “un tercer grado” de esos que ya he dicho no matan a nadie. En este caso, todavía con las “secuelas” de la última Batalla, me venía bien para saber si era hombre de esos que llaman al pan, pan y al vino, vino. Vosotros mismos juzgareis. Tal vez, como siempre, haya disparidad de criterios y a alguno le “pique”, pero me parecen harto interesantes algunas de sus respuestas y conclusiones.
Y, entre col y col, también hablamos de otros asuntos y de Laredo ¿cómo no?
Lo dicho, ¡pasen y vean! Esta es la entrevista…
−¡Buenas tardes, Ángel!
−¡Buenas tardes…!
−¿Te llamas?
−Ángel Expósito Ricondo.
−¿Naciste en Laredo?
−No, nací en Sevilla, en Los Rosales, Sevilla.
−¿Mes, año?
−Septiembre de 1949.
−¿Fuiste al colegio en Sevilla?
−No, no, no, yo vine aquí con veintidós meses. Mis padres son de aquí y se
fueron a trabajar allí. Allí nací yo y, luego, se vinieron para acá…
−¿Cuántos hermanos sois?
−Dos. Yo soy el menor.
−Entonces… ¿fuiste aquí al colegio?
−Sí, a las Nacionales, al Primo de Rivera (ahora Pepe Alba).
−Hiciste educación primaria… y ¿luego?
−Pues luego me incorporé al mundo laboral.
−¿En dónde empezaste a trabajar?
−Pues… trabajé de electricista. En aquel “boom” de Laredo donde había tanta casa en construcción. Empecé con 16 años con una empresa que ya no existe…, creo, no lo sé fijo, que ese hombre ya murió. Era una empresa que se llamaba Isacelaya.
−Entonces…, empiezas a trabajar de electricista y, a la vez, empiezas […]